Las cámaras de los móviles han evolucionado y se han mejorado tanto que incluso, algunos modelos son equiparables a la calidad de cámaras de fotografía profesional, haciendo que algunos fotógrafos hayan comenzado a preferir sus móviles para llevar a cabo sus sesiones. Sin embargo, ¿los móviles realmente habrán superado a las cámaras profesionales?
Cuestión de óptica
La principal limitación el móvil es su propio tamaño y forma. Aunque esto suena a que hablamos de que al ser tan pequeño no caben sensores más grandes; en realidad estamos hablando de sus limitaciones en la parte óptica.
A medida que aumentamos la superficie del sensor, el objetivo (la parte óptica) tendría que crecer hacia afuera para conseguir una geometría óptica que permita iluminar toda esa superficie. Por lo que, si siguiéramos estas reglas de diseño los móviles con sensor más grande se terminarían pareciendo a una cámara compacta tradicional. De hecho, por eso mismo existen objetivos externos que intenta solucionar esta limitación.
No obstante, la realidad es que una cámara réflex típica de gama media tiene un sensor APS-C con una superficie aproximada de 350mm2. Mientras que, un móvil de gama alta tiene un sensor de unos 25mm2.
Así, la cantidad de luz que recoge la cámara por unidad de tiempo es proporcional a la superficie del sensor. El sensor de una cámara recoge entre 10 y 15 veces más luz por unidad de tiempo; y en el caso de cámaras de gama profesional con sensor Full Frame, el sensor llega a recoger más de 30 veces más luz que la cámara de un móvil. Imagina la diferencia.
Cuando ‘sobra luz’ en la escena, es decir, cuando gozamos de buenas condiciones de iluminación: todos los sensores modernos se comportan muy bien. Pero, a medida que hay menos luz en la escena el tamaño del sensor va teniendo más importancia, siendo que los sensores más pequeños tendrán que ir subiendo su sensibilidad (ISO) para compensar la falta de luz y eso hace aparecer el ruido (granulado) en la imagen.
Por ese motivo, los móviles y las cámaras compactas de sensor pequeño dejan mucho que desear en cuanto a fotos nocturnas y con poca luz. Y es que los objetivos de los móviles se diseñan para que ocupen el menor espacio posible y no sobresalgan de la superficie del móvil; lo que a su vez, lo limita en el área de la óptica.
Además, la mayoría de los móviles no incluyen elementos móviles como el diafragma (pupila) ni pueden ajustar la distancia focal (zoom físico).
Lo que se está haciendo ahora, es que en su lugar se incluyen 2 o más cámaras independientes, cada una de ellas con su propio sensor y su óptica ajustada a una determinada distancia focal (ángulo de visión).
Sin embargo, la calidad óptica de las lentes de un móvil sigue estando un paso por detrás con respecto a un objetivo típico de una cámara de objetivos intercambiables
Foto de mayor calidad vs. foto con efectos
En conclusión, la calidad base de la imagen de una cámara de sensor grande siempre va a ser mucho mejor que la calidad base de la imagen de un móvil o de una cámara con sensor pequeño.
A igualdad de condiciones el sensor grande recibe mucha más luz, muchos más fotones, por lo que la información de la imagen será más limpia y con mejor relación señal a ruido.
Sin embargo, los desarrolladores de tecnología móvil han buscado la forma de compensar esta desventaja procesando la imagen de forma mucho más agresiva.
Esto porque un móvil, a diferencia de las cámaras, funcionan como pequeños ordenadores, con un sinfín de funciones. Tiene una potencia de cálculo muy grande y además mucha más flexibilidad para procesar una imagen de diferentes formas.
Muchas de las funciones que utilizan los móviles actuales para ‘emular’ ciertas características de las cámaras están basadas en sistemas de inteligencia artificial. Por ejemplo, una de las funciones más populares de las cámaras móviles es el desenfoque de fondo, que se puede conseguir combinando la información de dos cámaras en el móvil a través de una IA especializada.
Incluso, algunos móviles pueden hacer fotos de gran calidad con poca luz combinando internamente una secuencia de imágenes para minimizar el ruido.
Finalmente la cámara puede generar una imagen muy bien ‘cocinada’: colores muy saturados, con mucho contraste, con filtros aplicados por software, corrección de ruido muy agresiva… ofreciendo imágenes muy agradables de ver, sobre todo en dispositivos móviles y formatos pequeños.
Por otro lado, las cámaras con sensor más grande, por ejemplo las réflex, las cámaras sin espejo o las compactas de gama alta, siguen una filosofía diferente.
Si es verdad que tienen mejor sensor y mejor óptica, pero por decirlo de alguna forma son dispositivos más simples en el sentido que no nos permiten acceder al mundo de efectos y edición que un móvil si.
El trabajo de las mismas, el cual no es poco, es una imagen limpia, sin cocinar en absoluto: una imagen cruda (RAW) de alta calidad. Sin embargo, al no tener contraste, ser de colores apagados y muchísimo menos atractiva que una imagen final que pueda entregar un móvil (o una cámara en formato JPEG) podría no ser tan llamativa para algunos.
No obstante, el fotógrafo profesional igual ‘cocinará’ la imagen RAW a su gusto en el proceso de revelado (edición) donde tomará también las decisiones sobre contraste, saturación, rango dinámico, estilo… pero con un criterio aún más artístico y refinado. Aquí, el fotógrafo goza de todo control desde el momento en que hace la foto hasta que obtiene la copia final.
Partiendo de una misma escena y condiciones similares, la imagen final a partir de la cámara con sensor grande siempre tendrá más potencial, pero en última instancia depende del fotógrafo y requiere cierto trabajo de edición / revelado. Mientras que, el móvil le permite a aficionados de la fotografía menos preparado en el arte tener una versión final directamente, con una calidad aceptable y a veces incluso más atractiva que su equivalente en JPEG directa de cámara. El móvil piensa, decide y procesa según su criterio y es todo más rápido y sencillo para el fotógrafo.
La inteligencia es la clave
A partir de una cierta gama media, todos los móviles tienen una combinación de sensor y óptica muy similar. Incluso, tomando en cuenta que los móviles de gamas más altas tienen margen para incluir elementos ópticos con una construcción más precisa y sensores más avanzados, la diferencia sigue siendo pequeña.
La clave aquí está en cómo el móvil procesa la información que recibe del sensor y cómo saca partido de sus limitaciones físicas para conseguir resultados sorprendentes. Por lo que si quieres adentrarte en el mundo de la fotografía con tu móvil, Inmovil, especialistas en tecnología móvil, te recomienda evaluar sus siguientes funciones:
- Desenfoque del fondo / modo retrato
Para un móvil es físicamente imposible hacer fotografía de retrato con el fondo desenfocado, sin embargo la mayoría de los móviles actuales incluyen un modo retrato que emula bastante bien ese efecto.
Aquí las diferencias entre diferentes modelos, marcas y gamas está en el software: los algoritmos que utilizan para emular el fondo desenfocado y perfilar a la persona en primer plano. Y muy relacionado: la potencia de cálculo del procesador para hacer esto en tiempo real.
- Modo nocturno
Otro ejemplo de cómo los móviles pueden ir más allá de sus limitaciones físicas es su función de modo nocturno.
Este modo lo que hace es tomar una secuencia rápida de fotos, en lugar de hacer una única foto de larga exposición que saldría movida si no usamos trípode, en la cual cada una de esas imágenes saldrá muy oscura porque el sensor ha recibido muy poca luz. Entonces, el móvil hará una composición (apilado) que suma la luminosidad que corresponde a la escena real y resta el ruido electrónico, para dar lugar a una imagen final con muy buena calidad.
Además, el software interno es capaz de compensar los pequeños movimientos del móvil, a través por ejemplo de la información que le proporciona el giróscopo interno, o tomando puntos de la escena como referencia, de tal forma que el apilado no genere una imagen movida. Mientras que, el algoritmo decide cómo procesa los colores para generar la imagen final, la cual puede llegar a ser realmente impresionante.
Esto porque en verdad el sensor del móvil no puede recoger mucha luz, y para hacer una foto con poca luz necesitaría del orden de 4 o 5 veces más tiempo de exposición que una cámara o necesitaría subir el ISO en la misma proporción.
Así, para determinadas situaciones la ‘inteligencia’ de algunos móviles puede ofrecer resultados similares a los que obtendríamos con un equipo fotográfico tradicional, fácil de manejar aún sin la necesidad de grandes conocimientos de fotografía.
Mientras que, una cámara tradicional puede resolver muchísimas más situaciones y nos da una materia prima mucho mejor, pero también a costa de más conocimientos y más tiempo en preparación, revelado, edición… Todo es cuestión de necesidades y preferencias.